¿Me recuerdas? ¿No? ¿Ten mi tarjeta?

Ser creativo con un producto tan sencillo como una tarjeta de presentación es tarea titánica sobre todo cuando la empresa a representar suele tener una actividad tan difícil de explicar. 
Debemos definir qué aspectos son más apropiados para resaltar la imagen  corporativa de nuestro cliente. El tamaño, la orientación, el papel, la tipografía,  el color. Y luego ponderarla frente al presupuesto y al objetivo de ella si es una pieza para uso masivo para repartir a muchísimas personas o por el contrario es para impresionar a clientes muy selectos.
Demos un vistazo al trabajo creativo de otros.  Si, hay mucho por ver,  y quizás mucho que aprender.  Para diferenciarnos debemos estar atentos a las tendencias e ir en sentido contrario.  O hacernos parte de esas tendencias para entrar en el mercado.
Una manera de resaltar la imagen corporativa es introducir elementos novedosos o recuperar viejas técnicas  como el grabado y la tipografía antigua.
Los diseñadores solemos ser inconformes con nuestra propia imagen corporativa y constantemente la estamos cambiando ¡qué manía! Y como si no fuera suficiente a veces nos piden una tarjeta de presentación y no tenemos!